La detección del riesgo cardiovascular en el laboratorio clínico implica la evaluación de diferentes marcadores sanguíneos que pueden proporcionar información sobre la salud del sistema cardiovascular.
Estos marcadores ayudan a los profesionales de la salud a evaluar el riesgo de enfermedad cardiovascular y a diseñar estrategias de prevención y tratamiento. Aquí hay algunos de los marcadores más comunes que se miden en el laboratorio clínico:
Perfil Lipídico
Colesterol Total: Un nivel elevado puede aumentar el riesgo de enfermedad cardiovascular.
Colesterol LDL (lipoproteína de baja densidad): Conocido como «colesterol malo», su aumento está asociado con un mayor riesgo cardiovascular.
Colesterol HDL (lipoproteína de alta densidad)
Conocido como «colesterol bueno», niveles altos pueden ser protectores contra enfermedades cardíacas.
Triglicéridos
Niveles elevados también están asociados con un mayor riesgo cardiovascular.
Hemoglobina A1c: Mide el control a largo plazo del azúcar en la sangre y es relevante para evaluar el riesgo cardiovascular, especialmente en personas con diabetes.
Proteína C Reactiva (PCR)
Un marcador de inflamación, y niveles elevados pueden indicar un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular.
Homocisteína
Niveles elevados de homocisteína en sangre pueden estar asociados con un mayor riesgo cardiovascular y trombótico.
Troponinas
Marcadores de daño cardíaco, útiles en la evaluación de eventos cardíacos agudos y su seguimiento.
Presión Arterial
Aunque se mide clínicamente, la presión arterial es un componente crucial en la evaluación del riesgo cardiovascular.
Índice de Masa Corporal (IMC)
No es una prueba de laboratorio, pero se utiliza para evaluar la relación entre peso y altura, lo cual puede estar relacionado con el riesgo cardiovascular.
Estos marcadores se evalúan en el contexto clínico y se utilizan junto con otros factores de riesgo cardiovascular, como la edad, el sexo, la historia familiar y el estilo de vida del paciente. La interpretación de los resultados y la toma de decisiones deben realizarse en consulta con un profesional de la salud para desarrollar un plan de prevención y tratamiento personalizado.